28 diciembre 2006
BMX Crash 2006
27 diciembre 2006
Descenso a 172 Km/h
Hace ya tiempo que ví fotos de este "record de descenso" en mountainbike, pero hoy he visto el vídeo y me he quedado a cuadros por la facilidad con la que se parte el cuadro y el ostión que se pega el loco de turno. Disfrutadlo.
Un saludo.
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Felipe J. Gómez Martínez
flip@maspedales.com
www.maspedales.com
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La lucha de Riaño sigue...
Me comenta mi amigo que todo el pueblo estuvo allí, y que los sentimientos más profundos afloraron en personas pacíficas. Hubo gente que se trastornó a raíz de aquel episodio/atropello. Os recomiendo su visión (con los altavoces puestos) para que nunca nada parecido pueda pasar aquí, o para que al menos, luchemos con todas nuestras fuerzas por que no ocurra.
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Felipe J. Gómez Martínez
flip@maspedales.com
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26 diciembre 2006
Regulación de vehículos por terrenos forestales
Campichuelo con nieve 2006
De Campichuelo con nieve |
El pasado día 19 de Diciembre, los afortunados que se encontraban por el Valle se encontraron con una nevada de las de antes. Yo me encontraba en Valencia, donde vivo, así que el viernes me subí con la esperaza de pisar algo de nieve. Y aún tuve suerte. Subimos desde Cofrentes al Campichuelo y encontramos algunos rincones con un palmo de nieve sin pisar (hacia la Loma de los Correa) aunque, al principio toda la que pisábamos estaba totalmente congelada.
Al día siquiente estuvimos almorzando con los RustikBike en Jarafuel y nos comentaron que ellos habían salido por la Muela del Juey (por su cara norte) y aún había mas nieve, aunque se despistaron alguna vez que otra de la senda por la que hicieron el descenso.
11 diciembre 2006
Parque Natural Macizo del Caroche
Reunidos en Enguera el día 20 de noviembre de 2006 las asociaciones ecologistas con presencia en las tierras del Macizo del Caroche-Caroig: Ecologistas en Acción de La Canal, ADENE de Enguera, Acció Ecologista Agró, -ANAV- Asociación Naturalista de Ayora y La Valle, -ALCIFAV- Asociación de Lucha Contra Incendios Forestales de Ayora y La Valle, Ecologistas en Acción PV, ACDEMA de Canals, Montesa Territori Viu y Xúquer Viu, acordaron presentar solicitud de declaración de Parque Natural del área del Macizo del Caroche al Gobierno Valenciano de acuerdo a la Ley 11/1994 de 27 de diciembre, de Espacios Naturales Protegidos de la Comunidad Valenciana.
La extensión del espacio propuesto para la Declaración como Parque Natural sería de unas 130.000 Has., que lo convertiría, de aprobarse su declaración, en el mayor parque natural de la Comunidad Valenciana.
Las comarcas administrativas que formarían parte del Parque Natural serían: Valle de Ayora –Cofrentes, La Canal de Navarrés, parte de La Costera, de La Plana de Utiel-Requena y parte de La Hoya de Buñol. Esta delimitación administrativa respondería a la identificación del espacio propuesto como parque con una unidad geomorfológica, paisajística y biogeográfica indisoluble, caracterizada a su vez por gran diversidad de sistemas de gran interés ecológico.
Ayora, Teresa de Cofrentes, Jarafuel, Jalance, Cofrentes, Requena, Yátova, Dos Aguas, Millares, Cortes de Pallás, Bicorp, Quesa, Navarres, Bolbaite, Chella, Anna, Enguera, La Font de la Figuera, Moixent, Vallada, son los municipios que tendrían parte de su término municipal dentro del parque. Tan sólo uno, Cortes de Pallás, tendría todo su término incluido en el parque. El resto de municipios tendría su casco urbano y el entorno inmediato, conformado por cultivos, fuera del ámbito del parque.
El territorio para el que se solicita que sea Parque Natural es, en estos momentos, el que aporta mayor caudal de agua al Júcar, dentro de la Comunidad Valenciana.
la totalidad del Macizo del Caroche pertenece a la Cuenca Hidrográfica del Júcar. De su red de drenaje destacan los cauces naturales: Cantabán, Reconque, Fraile, Cazuma, Grande, Escalona, Sellent, Mínguez, Cányoles, Seco, Rambla de Juan Vich y Magro. También se han construido un buen número de embalses de regulación y producción hidroeléctrica: Embarcaderos, Cortes, El Naranjero, Millares y Tous, en el río Júcar, el embalse de Escalona en el río del mismo nombre, y el embalse de Forata, en el río Magro.
De esta red de drenaje destaca la característica común a todos los ríos valencianos: el hecho de tener un régimen hidrológico mediterráneo, caracterizado por presentar irregularidad estacional de sus flujos, a la par que también entre un año y otro. La escorrentía superficial es reducida, como consecuencia de la elevada permeabilidad de los materiales carbonatados que conforman la mayor parte del territorio, de tal modo que un alto porcentaje de la lluvia útil se infiltra en los acuíferos.
Es un espacio merecedor de esta protección, al poseer valores ecológicos, científicos, educativos, culturales y paisajísticos en el conjunto del Macizo del Caroche - Muela de Cortes - Sierra de Enguera - Sierra Martés. La zona está constituida por hábitats de especies de interés especial, en particular por lugares de reproducción, invernada, reposo, campo y alimentación.
Posee una enorme riqueza faunística, con un elevado número de especies de gran interés por su escasez y grado de amenaza en la Comunidad Valenciana y en el resto de Europa.
Dado que estamos hablando de un espacio donde la influencia humana es escasa, su grado de pureza ambiental es enorme, estando prácticamente libre de cualquier forma de contaminación: atmosférica, de suelos, agua, acústica, paisajística, etc. Constituye así una reserva de salud, tanto para el estado físico como psíquico del ser humano.
Por otro lado, está sometido a amenazas por las urbanizaciones, incendios, infraestructuras, transformaciones, etc. y no hay que olvidar los cambios profundos que han empezado a desarrollarse como consecuencia del Cambio Climático, que está provocando la aparición de nuevas zonas desertificadas.
23 noviembre 2006
El quebrantahuesos y el ciclista
Desearía dedicar esta presentación a mi amigo Alberto, el cual ya no está entre nosotros por culpa de un absurdo accidente de tráfico que sufrió las pasadas Navidades. Para tí, Alberto, allá donde estés, para recordar nuestras bajadas por la palas heladas del Pico Gallinero en la Ball de Benàs. Un abrazo a su familia Lupe, Chan y Chanito.
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La montaña ha constituido históricamente un reto para los hombres. El afán de superación, de progresión, de ascenso, ha movido a generaciones que han visto en la montaña un medio de realización personal. Ese aspecto, junto a la belleza de los paisajes y las sensaciones que se experimentan en la naturaleza de altura hacen de cualquier actividad deportiva en la montaña una experiencia emocionante y bella.
Ese quebrantahuesos ha sido faro y guía para nuestro amigo en esa travesía pirenaica en bicicleta de montaña, que le ha llevado a recorrer más de 1000 km. con 23.100 metros de desnivel acumulado, de mar a mar, desde el Mediterráneo hasta el Cantábrico. Uno de los retos más importantes que cualquier amante del deporte y la aventura sueñan alguna vez en su vida con llevar a cabo.
El ciclista
Como un soldado de fortuna, en solitario, con prácticamente lo puesto y sin asistencias, Oscar ha conseguido realizar esa travesía tras dieciséis etapas, en las que ha sufrido lo insufrible para poder alcanzar su objetivo.
Cuando finalmente el Cantábrico parecía que se dejaba abrazar, una intensa lluvia empapaba su cuerpo, el camino embarrado le agarraba con fuerza al suelo y el frío viento cortaba su rostro y le hacia acordarse de las experiencias vividas hasta ese momento, devolviéndole a la realidad y que lo que estaba a punto de conseguir, era su sueño, el dolor desapareció....
Nuestro aventurero se despidió de su compañero de viaje, deseándole que siguiera volando sin cesar sobre las altas cumbres pirenaicas, uno de sus habitats naturales y también uno de los lugares más bellos de nuestra Planeta y quien sabe, si quizá mañana volverá a ser faro de cualquier otro loco que se acerque a esas montañas.
Tu aventura amigo Oscar ya forma parte de la historia del Pirineismo, que como bien sabes se inició hacia el año 1781, cuando el alsaciano Ramond de Carbonneires subiera al Monte Perdido (Valle de Ordesa). Se dice que pudo ser uno de los propulsores de esta gran pasión que hace que todo aquel que visita alguno de sus valles o cumbres quede totalmente prendado ejerciendo un magnetismo especial difícil de explicar.
Desde suaves cumbres como la del Pico Ori en el Pirineo Navarro con poco más de 2000 mts. de altitud, pasando por el vertiginoso Aneto, con su peligroso paso de Mahoma justo antes de hacer su cumbre a 3404 mts. de altitud, pasando por la Pica d’Estats y el Puigmal, con altitudes cercanas a los 3000 mts. o pasando por el siempre mágico y embrujado Pedraforca, han ejercido siempre una atracción sobre los amantes de la montaña que llega a convertirse en casi adicción.
Sendas pirenaicas
Tú has pasado junto a todos esos gigantes con la humildad y el respeto debido. Esa humildad necesaria para acercarse a esa naturaleza desbordante y desconcertante a la vez , ese respeto que solo ponen de manifiesto aquellos que realmente la aman.
Así pues, podemos afirmar que nuestro amigo aventurero ha seguido las enseñanzas y sabios consejos de mi buen amigo José Manuel Almerich, el cual, un buen día tras coronar en bicicleta de montaña el Macizo del Caroche y observar la inmensidad de las montañas que se nos presentaban a nuestros pies me dijo: “Querido amigo, no olvides jamás que si no vivimos nuestros propios sueños, estaremos condenados irremediablemente a vivir la rutina de los demás....”
"Sigue la trocha....": Entre el Júcar y el Cabriel
Acceso al Valle por el Sur: El Mugrón de Meca
Es un valle cerrado casi en su totalidad, excepto por el Sur, por donde a medida que nos adentramos vamos percibiendo un cambio en el paisaje: los contrastes que se producen al pasar de las interminables llanuras a la espectacularidad de los grandes valles y muelas.
Castillo de Cofrentes sobre el río Cabriel
Al principio nos encontramos con un paisaje austero, típicamente de meseta con grandes llanos, donde predominarán los barbechos y los cultivos de cereal y donde el color verde destaca en primavera y el oro en verano y en el que también los cultivos de viñedos, olivos y almendros tiñen de color este paisaje típicamente mesetario.
Seguimos avanzando y aparecen a nuestra izquierda las muelas del Mugrón y Montemayor y a nuestra derecha la Sierra de Ayora y la Plataforma del Caroche, como preludio de un inminente cambio de escenario. Nos encontramos pues a las puertas de La Valle, tal y como denominan popularmente a esta Comarca sus habitantes, y donde el paisaje se va tornando cada vez más abrupto y accidentado y toman especial protagonismo barrancos, arroyos y riachuelos, los cuales recogen las aguas montañas arriba y se van abriendo paso a través de gargantas y congostos, qu con el paso del tiempo han ido pacientemente horadando.
Los ríos Cautabán y Reconque, son los dos cursos fluviales que recorren prácticamente todo el valle, dando lugar en sus riberas a una franja de fértiles tierras, donde predominan cultivos de regadío y choperas, formando en algunos puntos un rico bosque de ribera donde se conjugan diversos ecosistemas y en el que se refugian infinidad de pequeñas especies que necesitan un hábitat húmedo para su subsistencia. Finalmente estos cursos fluviales unen sus aguas al Norte con los dos grandes ríos que atraviesan nuestra Comarca, el Júcar y el Cabriel. Entre todos ellos configuran una serie de espacios naturales que desconciertan por su belleza, un escenario lleno de contrastes y de riqueza, tan singular como a la vez desconocido.
La localidad de Cofrentes se asienta precisamente sobre una plataforma totalmente rodeada y esculpida por estos barrancos y ríos, dando como resultado una magnífica estampa de su casco urbano, cuya culminación se encuentra en el Castillo de Cofrentes, el cual situado encima de una plataforma volcánica se encuentra apostado junto a un acántilado de unos 100 mts. de altura sobre el curso del río Cabriel.
Localidad de Cofrentes
Itinerarios recomendados:
Rutas a pie:
*Ruta Castillo de Chirel: Este castillo que se convirtió en uno de los bastiones de la resistencia morisca en la Muela de Cortes tras su orden de expulsión en el año 1609, se encuentra sobre una pequeña muela calcárea donde se asienta su base casi triangular, en una zona flanqueada por el Sur y por el Este por las gargantas del río Júcar y desde cuya cima tenemos un mirador privilegiado del Júcar, de la Muela de Cortes y de la zona de la rambla del Ral.
Castillo de Chirel
Para acceder a la base de la montaña donde se encuentra el punto de partida de esta excursión, saldremos de Cofrentes por N-330 en sentido Requena, tras pasar el puente de hierro sobre el Cabriel, tomaremos el desvío a la derecha por pista asfaltada que nos llevaría hasta Embarcaderos. A la altura de la zona de recreo nos desviamos a la izquierda, siguiendo señalización de madera con la indicación Castillo de Chirel. Desde la localidad de Cofrentes hasta el punto de salida hay unos 8 km. de pista asfaltada en buen estado de conservación.
Una vez en la base de la Muela de Chirel iniciamos la ascensión a la misma por un sendero o trocha, el cual al principio se nos hará un poco duro por sus inclinadas rampas, pero a medida que vayamos ganando altura se irá tornando más cómodo.
Este sendero o trocha no se encuentra señalizado, aunque este hecho no debe preocuparnos ya que se encuentra muy marcado por el paso continuado de excursionistas y limpio de vegetación que lo invada, por lo que nos conducirá directamente y sin pérdida alguna hasta la misma plataforma donde se encuentra el castillo y por cuyas inmediaciones es fácil encontrarse con ejemplares de cabras monteses (Capra Pyrenaica Hispánica).
Ejemplar de cabra montés en las cercanías del Castillo de Chirel
El tiempo estimado de la excursión completa es de 1 hora y 40 minutos aproximadamente, contando con la obligada visita al castillo y el recorrido por la Muela de Chirel, desde la cual y desde los diversos balcones naturales existentes podremos disfrutar de excelentes panorámicas.
*Ruta a las charcas de Pampanera o Rambla del Ral: Para acceder al punto de partida de esta excursión nuevamente salimos de Cofrentes, pasando por puente de hierro sobre el Cabriel y nos desviamos a la derecha hacia embarcaderos y tomamos la pista asfaltada de la red PENVA en sentido Cortes de Pallás, pero además ahora seguimos las indicaciones de madera que nos llevará hasta la finca Oroque. Desde Cofrentes al punto de salida hay aproximadamente unos 6,6 km. y no se encuentra señalizado. En este punto dejamos el coche y comenzamos a caminar por una pista de tierra en mal estado que nos sale a la derecha y en subida.
Valle fluvial en la Pampanera
A partir de ahora caminaremos durante aproximadamente unos 40 minutos hasta encontrarnos con el bonito valle que forma la Rambla del Ral o Charcas de Pampanera, solo nos encontraremos un camino a nuestra izquierda que no tomaremos. Cuando nos encontremos en el mismo barranco es recomendable seguir una senda señalizada como PR (amarilla-blanca), que nos llevará hasta las charcas de agua de un color azulado contenida en una especide pozas de piedra, las cuales podremos ir sorteando sin ninguna dificultad hasta el último salto que es de gran caída y por tanto peligroso.
La Pampanera
La Pampanera como se conoce popularmente en la zona de Cofrentes, es un barranco que se ha formado por la erosión fluvial producida por los arrastres de materiales de grandes avenidas provocadas por las lluvias, dando lugar a un paisaje espectacular de congostos con caprichosas formas, con charcas y pozas conectadas entre sí por pequeñas cascadas.Para los aficionados al descenso de barrancos la configuración de estas charcas hacen que estemos ante un escenario ideal para practicar ese emocionante deporte.
Charcas de la Pampanera
Ruta en barco:
*Ruta Cofrentes-Cortes de Pallas: Desde hace un par de años aproximadamente se puede realizar esta travesía en barco uniendo estas dos localidades por el curso fluvial del río Júcar. A bordo de una embarcación con capacidad para 50 personas y en algo más de una hora se recorreran los catorce kilómetros de distancia que existe entre ambas localidades, pasando por parajes únicos y en la que se nos permitirá contemplar la grandiosidad de la Muela de Cortes desde su cota más baja en la propia cuna del río hasta los casi cuatrocientos metros de desnivel que en algunos puntos podemos encontrarnos. Además pasaremos ahora justo por debajo del Castillo de Chirel, teniendo ahora una perspectiva diferente a la vista desde lo alto de la plataforma donde se asienta éste y que pudimo ver en la propuesta de ruta anterior.
Muelle de embarque en Cofrentes
Durante todo el viaje podremos deleitarnos con el contraste entre los vertiginosos acantilados y congostos por los que discurre esta excursión y las pequeñas "playas" formadas en algunos puntos de la ribera del embalse.Se realiza una parada en un embarcadero que existe en Cortes de Pallás, donde se puede bajar durante unos minutos para volver nuevamente río arriba hasta Cofrentes.
Ruta fluvial por el Júcar
Una propuesta alternativa e inedita que se puede realizar, previa autorización de los responsables de la empresa que explota este recurso turístico, es la de realizar una excursión combinada barco-bicicleta de montaña. Ésta consistiría en viajar de Cofrentes a Cortes de Pallás en barco y seguir en bicicleta de montaña hasta Teresa de Cofrentes siguiendo la señalización del sendero GR 7.
Para ello deberiamos subir al barco las bicicletas, siendo recomendable hacerlo en el primer viaje de la mañana. Una vez que desembarcamos en Cortes de Pallás, deberemos buscar la señalización del GR 7, el cual nos llevará por la ribera derecha del río Júcar donde veremos nuevamente el castillo de Chirel, pero ahora en la orilla opuesta, posteriormente pasaremos por Fuente Sácaras, La Cañada de Jarafuel y Cuesta Bayart, siendo este punto donde abandonamos la señalización del GR 7 para lanzarnos en fuerte descenso por pista asfaltada que nos llevará hasta la localidad de Teresa de Cofrentes.
Información y reservas: 620 185 988. Se recomienda reservar con cierta antelación.
Rutas en bicicleta:
Para realizar rutas en bicicleta de montaña por la zona de Cofrentes recomendamos especialmente consultar las publicadas en otros apartados de esta web, www.maspedales.com, en la que se realizan propuestas de excursión muy interesantes con rutómetros detallados que nos permitiran realizarlas con total seguridad, dado que en ellos se indican cruces, puntos de conflicto, etc. kilómetro a kilómetro. Esta iniciativa ha sido llevada a cabo por un grupo de aficionados a la bicicleta de montaña relacionados estrechamente con la localidad de Cofrentes, que de forma totalmente desinteresada comparten con otros aficionados, las rutas que habitualmente realizan a través de las descripciones de las mismas en la página anteriormente mencionada.
Por ello en este apartado haremos una propuesta diferente, que podríamos definir como ruta en bicicleta especial para familias, dada la escasa dificultad física y técnica de la misma, y que consistiría en seguir en bicicleta de montaña el camino que discurre por la ribera derecha del río Cabriel y que va desde la central hidroeléctrica de Basta hasta la localidad de Casas del Río.
*Ruta Basta-Casas del Río: Para llegar al punto de partida de esta ruta y tomando como base Cofrentes, saldremos por la N-330 en sentido Requena y cuando llevemos recorridos unos 4,5 km., cogeremos un desvio que nos sale a nuestra izquierda señalizado como "central eléctrica". A partir de aquí iremos por un camino asfaltado en muy mal estado de conservación y bacheado que nos llevará hasta la misma central de Basta, donde iniciaremos la ruta.
Inicio de la ruta
La excursión discurre por un camino recientemente asfaltado en muy buen estado de conservación y sin grandes dificultades, el cual se encuentra la mayor parte del trayecto junto a la ribera derecha del Cabriel, pasando a la margen izquierda cuando prácticamente nos encontramos en Casas del Río. Durante todo el recorrido se han dispuesto diversos miradores sobre el río que nos permitiran tener unas excelentes perspectivas del mismo. La distancia desde Basta a Casas del Río es de unos 8,5 km.
Río Cabriel
El río Cabriel es uno de los pocos ríos de la vertiente mediterránea que presenta un óptimo estado de conservación y por tanto uno de los mejores y más valiosos corredores fluviales de toda la Península. En nuestra Comarca discurre ya tranquilo en un valle abierto dando sus últimos pasos antes de unir sus aguas a las del Júcar.
Cabriel a su paso por Casas de Río
A nuestra llegada a Casas del Río nos encontraremos con su típica noria utilizada para elevar el agua del río hasta las zonas de cultivo. Esta pedanía de la localidad de Requena, fué poblada inicialmente hacia el siglo XV por moriscos. En 1720 tras la expulsión morisca, la población es refundada por gentes venidas principalmente de Jalance, los cuales construyeron azudes y norias para elevar el agua y poder regar las zonas de cultivo cercanas al río.
Noria en Casas del Río
Esta noria tiene un diámetro total de 9,6 metros, 20 radios por cada lado y un ancho de 165 centímetros. Tiene una capacidad de extracción o caudal de agua de 1500 litros/min., variando éste según la velocidad de giro de la noria.Pues hasta aquí esta segunda entrega de "Sigue la trocha...", en la que se ha intentado dar a conocer los principales parajes naturales y paisajes que forman los diversos ríos y arroyos que discurren por nuestra Comarca.
Noria
Recomendaciones:
Finalmente haremos hincapié en las normas básicas y recomendaciones a cumplir cuando se visita cualquier paraje natural ó de interés histórico:
- No está permitida la acampada libre, encender fuego ni tirar basuras.
- No está permitida la recolección de plantas, animales o rocas.
- No está permitido coger elementos que puedan ser considerados vestigios históricos de monumentos.
- No está permitido molestar a la fauna silvestre.
- En caso de emergencia llamar al número 112.
- Previamente a la salida a la montaña consultar las previsiones meteorológicas y la cartografía de la zona a visitar.
- Llevar en a mochila un teléfono móvil.
- Llevar agua suficiente, pues en la época estival las fuentes no suelen tener mucha agua.
Agradecimientos:
A José Antonio Miñana de Cofrentes por su ayuda.
06 noviembre 2006
El Júcar seco
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26 octubre 2006
Salida por la Morrica de Don Fernando
20 octubre 2006
Desde Crocodile Trophy 2006
Hola a todos:
En este momento estamos en medio del Outbach Australiano, aproximadamente a 450 kms de la gasolinera mas cercana. Por suerte disponemos de conexión por satelite y tengo dos minutos para informar de como va la carrera.
Lo más importante es que después de cuatro etapas seguimos en carrera, que no es poco. La primera etapa ha transcurrido en la playa de Townsville y dar pedales en la playa es muuuuuy cansado(una media de pulsaciones de 181). La segunda etapa nos ha ido adentrando al Autbach y hemos podido ver paisajes impresionantes, como el atardecer que estoy viendo ahora, rodeados de murciélagos y con una puesta de sol impresionante.
Bueno estamos bien y manana tenemos que afrontar un nuevo dia con 85 kms con 2100 positivos.
Saludos a todos.
Salvador Ribot i Pons
Más información en http://www.crocodile-trophy.com
13 octubre 2006
De Contreras a Cofrentes
El pasado día 7 de Octubre realizamos una etapa que calificaría como espectacular: Contreras - Cofrentes, 112 Km serpenteando junto al río Cabriel, atravesando Los Cuchillos, las Hoces, el Puente de Vadocañas, Los Cárceles, Tamayo, El Retorno, Villatoya, Cilancos, El Saldar, Casas del Río y otros paisajes de gran valor. Este quiere ser el relato de la ruta, para compartir con todos vosotros nuestras experiencias, nuestros aciertos y nuestros errores.
Todo empezó como una idea de nuestro compañero de www.maspedales.com Jesús Sotos que, a la postre, acabó organizando con acierto y con el reconocimiento de todos los que participamos en la marcha. Dado que la etapa era en línea, había que resolver la logística del transporte con el problema añadido de que, hasta el mismo viernes por la noche, no conocimos el número de participantes ni su procedencia exacta. Finalmente acudimos 5 de Cofrentes, 4 de Casas Ibáñez, 3 de Requena, 3 de Valencia, 1 de Almansa, 1 de Ayora y 1 de Hortunas. 17 en total. ¿Alguien da más?
Acudimos a la Venta de Contreras (antigua casa de postas del siglo XVI) a las 7:30 del sábado, dejando los coches en la misma para ir a recogerlos por la noche. Apenas despuntaba el día cuando, después de las correspondientes presentaciones y de pasar revista a nuestras máquinas, inciamos la marcha. La puntualidad de todos los participantes se revelaría especialmente importante al final de la jornada.
Después de un serpenteante descenso hasta el río Cabriel por la antigua carretera Valencia-Madrid (anterior a la obra del pantano de Contreras), comenzamos a pedalear por la margen derecha del río. Quizá empezamos muy rápido pues, hasta llegar a Los Cuchillos, sorteamos algunos de los paisajes más bellos de la jornada sin apenas tiempo para deleitarnos en la profunda garganta por la que discurre el río, así como en algunas reliquias que el hombre ha ido construyendo a su paso, de forma discreta, para poder realizar un aprovechamiento primitivo de sus aguas y de su cauce (túneles, represas, puentes...). En cualquier caso, efectué algunas paradas para realizar las fotos que documentan este artículo.
El momento más espectacular fue la salida por Los Cuchillos a un valle abierto, que casi nada tenía que ver con el paisaje que dejábamos atrás. A partir de aquí, entre campos de olivos, la claridad nos empezó a acompañar y con ella el primer escollo del día ¿Vadeamos el río o lo cruzamos por una estrecha pasarela? No hay unanimidad, así que, como se observa en las fotos, cada uno hace su elección. Yo sabía que, tarde o temprano, nos tendríamos que mojar y siendo previsor, cargué en mi Camelbak unas chanclas muy apropiadas, pero todavía hace bastante fresco. Así que, como no soy muy "del Norte", opto por la pasarela.
Reagrupamos y continuamos por la margen izquierda unos kilómetros hasta que la entrada en Las Hoces se hace inminente y la ausencia de camino junto al río nos obliga a un lastimoso rodeo por el altiplano, en dirección Venta del Moro. A pesar de todo, encontramos algunos miradores naturales de una belleza sobrecogedora. Una vez arriba y cuando los primeros rayos de sol comienzan a acariciarnos, llega el primer pinchazo. Aprovechamos la reparación para comer unas barritas pues la jornada es larga y hasta el Km 73 en Villatoya no tenemos previsto comer "de recio".
Retomamos de nuevo la marcha alternando campos de olivos y almendros con bosque mediterráneo. Aún hace fresco cuando iniciamos el descenso hasta uno de los puntos emblemáticos del recorrido: el Puente de Vadocañas. Este puente, que fue construido entre la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII, era la vía de comunicación entre la población de Iniesta y los caminos que unían Andalucía y Castilla con el Levante, aprovechando una antigua vía romana. Su impresionante altura empequeñece a los transeúntes. Aunque el estado del firme del tablero es muy irregular, el aspecto del puente en general es de una solidez aplastante. No así el de la Venta de Vadocañas, que espera con paciencia la ruina segura del descuido y el olvido.
Después de hacer unas fotos, dos pinchazos más y un radio roto. ¿Estaremos gafados? Mientras se hacen las reparaciones oportunas y para dar moral a la tropa, decidimos hacer una inspección por los alrededores. Encontramos entre la frondosa vegetación unas setas como las de la foto. También un par de olmos centenarios que en su día fueron víctimas la Grafiosis o enfermedad holandesa del olmo. La Grafiosis ha asolado los princiales olmedos de Europa y es trasmitida principalmente un coleóptero del género Scolytus que se alimenta de la madera perforando galerías mientras transporta las esporas en sus patas.
Reanudamos la marcha por amplia pista, entre las extensas choperas de las Hoces del Cabriel. En poco tiempo dejamos la pista para girar a la izquierda por un camino. Vadeamos un pequeño torrente y continuamos por una senda de pescadores que discurre por la margen derecha del río. Como entrada a la misma, el arco de lo que parece ser un pequeño acueducto, arteria de alguna noria cercana.
A partir de aquí el ritmo se hace lento pues la senda no es ciclable 100%. En unos casos, la irregularidad del terreno nos invita a llevar a nuestras máquinas "del ramal". En otros, la espesa vegetación es la que dificulta nuestro paso. Son las zarzas y las aligas las que más imponen, dejando señales en nuestros brazos y piernas de la batalla que estamos librando a cada pedalada por esta trocha umbría. Nuevos pinchazos y una cadena rota. Aprovechamos para comer unas barritas. Así transcurren unos agotadores kilómetros hasta que la senda se convierte en camino y aparece en él la aldea manchega de Los Cárceles.
De este caserío llama la atención el buen estado de sus construcciones, habitada por gente mayor que renuncia a abandonar la tierra que les vio nacer y por sus hijos que acuden los fines de semana buscando el refugio de la tranquilidad que proporciona una vida sencilla y la belleza de un paisaje incomparable. Casualidades de la vida hicieron que no tuviera su propia estación de tren en la abandonada línea ferroviaria Baeza-Utiel. Además, por aquí cruza de tierras manchegas a la Comunidad Valenciana el GR-66, un sendero de largo recorrido que va desde Algar de Mesa hasta Nerpia, recorriendo una distancia de 630 Km.
Debido a las prisas por el tiempo perdido con tantas averías, pasamos de largo El Almitaño Español, un pintoresco bar recomendado en algunas guías. Abandonamos las Hoces e iniciamos el ascenso cruzando en varias ocasiones la fantasmagórica línea de ferrocarril, observando un puente inconcluso y algunos túneles dedicados en su día a la cría del champiñón, hoy cerrados a cal y canto.
De nuevo en el altiplano, de nuevo los olivos y por primera vez el calor, extraño compañero de viaje en el mes de Octubre. Hacemos unos kilómetros de trámite e iniciamos el descenso a las Hoces por un tramo de blancas calizas que, a pesar de las gafas de sol, duelen en los ojos, y de verdes siembras regadas por las aguas de uno de los 10 ríos más limpios de Europa. Pasamos junto a una antigua noria de madera (que aquí llaman La Rueda) y más tarde por Tamayo donde observamos un plátano de sombra cuyo tronco apenas podemos abarcar entre cuatro con los brazos exetendidos. Continuamos la marcha. La pista se torna camino, el camino se torna senda y de nuevo el ritmo se hace lento, por los mismos motivos que antes. Hasta que llega una nueva dificultad.
El río da una curva a izquierdas y en el exterior ha ido arañando la orilla hasta dejar una pared de arenisca de unos 20 metros de altura. La senda apenas se atreve a descender 6 ó 7 metros por los que nos tenemos que ir pasando las bicicletas formando una cadena hasta el agua. Esta vez sí me calzo las chanclas y, con la bici a cuestas, vadeamos unos 15 metros de río. El agua está fría, por encima de las rodillas, y no me quiero imaginar como debe ser en Diciembre.
Un compañero resbala en el agua y se hunde casi hasta los hombros. Móvil, receptor GPS y mando del garaje a bucear. Ya ha echado el día. Mientras trata de quitarse de encima el mal humor como puede, los demás nos quitamos el barro, montamos de nuevo en la bici y continuamos por una senda de pescadores paralela al río, que cada vez se va haciendo más ancha hasta llegar a un refugio junto al cual se encuentra la Fuente de la Terrera. Son las 2 de la tarde, estamos cansados, no hemos comido, hace calor y todavía nos quedan 20 Km hasta Villatoya, donde tenemos previsto parar.
En vista del panorama, nuestros compañeros de Casas Ibáñez se despiden de nosotros y salen atacando por una pista hacia su pueblo. Los demás empezamos a dar pedales e intentamos forzar un poco la marcha. Parece que "esta es la buena" (frase del argot ciclista cuando crees haber pillado la escapada que te llevará a la meta) cuando un nuevo pinchazo nos devuelve a la realidad. Con el ritmo un poco roto y después de pequeñas confusiones llegamos a la Presa del Retorno. Mientras los compañeros reparan otro pinchazo, los demás nos refugiamos a la sombra de un refugio forestal. Aún flota en el aire el aroma de unas chuletas a la brasa que se acaban de jalar unos pescadores mientras aprovechamos para engrasar las cadenas de nuestras máquinas. Esto no es justo.
Cuando reanudamos la marcha, unos tiran a la izquierda y otros a la derecha. Las continuas revueltas del río hacen que algunos pierdan el sentido de la orientación y en lugar de descender el río lo remonten. Sólo quedan 11 Km y algunos vamos "maduritos" por lo que apretamos de nuevo el culo y nos ponemos a pedalear hasta que nos revienten las mollejas. A partir de aquí el camino ya es conocido para mí y parece que, sabiendo lo que falta, se me haga más corto. Unos compañeros se adelantan a Villatoya para ir pidiendo la comida en el bar y perder el mínimo tiempo posible.
A las 4 de la tarde hacemos entrada triunfal en Villatoya y nada más llegar juntamos unas mesas y llegan las viandas. Para hacer tiempo unos tomates con ajo, aceite y sal, aceitunas y cacaos. Y luego la lujuria: patatas y huevos fritos, morcillas, longanizas, chorizos, tajás de la orza... A mi lado veo como a Jorge le cambia la cara y sin mediar palabra nos lanzamos al ataque, haciéndose el silencio hasta que vuelven las bromas. Carajillo quemao (como debe ser), postre y orujo. El éxtasis.
Después de comer, una profunda pereza nos inunda. En este punto creo que a ninguno de nosotros le hubiera amargado el que alguien cogiera nuestras bicis y nos llevara a casa en coche. Pero, ante la imposibilidad de que eso ocurriera, nos pusimos el mono de trabajo y comenzamos a pedalear de nuevo. Nada mas cruzar el Cabriel por la carretera nacional giramos a la derecha por una amplia pista que inmediatamente nos lleva al Balneario de Fuente Podrida.
Es curioso como nos ha afectado la parada de la comida. Mientra que algunos han revivido literalmente, yo me encuentro frío y más cansado que antes de parar. Cualquier repecho me sube a 150 las pulsaciones y veo clara la estrategia. Es el momento de interiorizar las sensaciones que el cuerpo me transmite. A partir de ahora debo hacer el mínimo desgaste posible, cambiando a desarrollos más cortos en cuanto el terreno insinúe una subida y tratando de mantener un ritmo constante. Nos movemos entre 20 y 30 Km/h, lo que tampoco permite muchos respiros. Aún así, al pasar frente a Cilancos me paro a esperar a la cola del pelotón mientras le hago una foto a Juan Guedes. Dejo de hacer paradas para hacer fotos pensando en el esfuerzo suplementario que supone volver a enlazar con el grupo y en que ya tengo documentado gráficamente el trayecto que nos falta.
Tras pasar por las Casas de Caballero iniciamos una pequeña ascensión de 10 minutos. Odio esta subida pues, no sé por qué, nunca corre brisa y me pego la gran sudada. A la izquierda queda una vasta extensión de cárcavas que mezclan estratos de arcillas verdes, ocres y rojas. Al iniciar el descenso, por primera vez me doy cuenta de que cae la tarde. Empieza a refrescar y aprovechamos la bajada para relajar un poco las piernas. En un plisplás estamos cruzando los viñedos de las Casas del Saladar.
Parece que me he recuperado un poco. Mi cuerpo, a regañadientes, ha aceptado el esfuerzo físico que le he exigido tras la comida y empieza a funcionar de nuevo. El bajón ha terminado. Ritmo constante y animada charla con Pedro, de Almansa, al que hay que reconocerle que ha estado ayudando a todo aquel que ha tenido alguna avería. Y es que lleva un verdadero taller en el Camelbak.
Así, en animada conversación, se me pasan los kilómetros y llegamos a Casas del Río, donde nos hacemos unas fotos en su noria de madera mientras empieza a caer el sol por el horizonte.
A partir de aquí y hasta la central eléctrica de Basta, la pista está asfaltada. Este camino lo he hecho cientos de veces, es donde me aficioné a la bicicleta de montaña, cuando era un bello camino de tierra, obviamente. Aún así, sigue manteniendo parte de su encanto, en especial cuando los repechos lo sitúan 20 ó 30 metros por encima del río, ofreciendo un balcón sobre sus aguas cristalinas.
Ya hace rato desde que sentimos los últimos rayos del sol, cuando llegamos a Basta. Volvemos a cruzar el Cabriel y llegamos a Alcance. Nos quedan 4 Km de pista entre chopos, tarays y zarzas. El cielo se va oscureciendo cuando por fin avistamos la silueta del Castillo de Cofrentes, estratégicamente situado sobre un pitón volcánico. Salimos a la nacional, cruzamos el Puente de Hierro y tras una pequeña ascensión, con las últimas luces del día nos plantamos en Cofrentes a las 7:30. Es hora de pegarse una ducha, hacer unos estiramientos e ir a recoger los coches a Contreras. A las 10 llego a casa, ceno y me acuesto. A pesar del cansancio estoy lleno de satisfacción. Por hoy ha sido suficiente.
Al día siguiente es el momento de reflexionar y me vienen a la cabeza multitud de ideas. La primera de ellas es ya conocida por todos: cuantos más participamos en una salida, existen más probabilidades de sufrir averías, especialmente en las bicis que salen poco por montaña o se encuentran descuidadas. Para estos casos, cada uno debería hacerle una ITV a su máquina. Se reducirían las averías a la mitad. También se puso de manifiesto la tranquilidad que supone montar ruedas tubeless, ya sea con espuma, látex o slim. De los que llevábamos este tipo de ruedas, sólo uno pinchó y fue por un radio roto que perforó el fondo de llanta. Las averías y los pinchazos resultaron ser la verdadera plaga de la marcha. Mi pulsómetro marcaba 7 horas y 22 minutos de ruta efectiva, por lo que calculo que podríamos haber llegado 2 ó 3 horas antes de no haber sufrido averías.
Otra de las conclusiones es lo engañoso del perfil de la etapa pues, aún pensando que iba a ser un agradable descenso junto al río, mi pulsómetro marcaba 1.200 m de desnivel acumulado con algunos de duros desniveles.
Conforme pasan los días, también me doy cuenta de lo difícil que es contarle una experiencia como esta a gente que nada tiene que ver con el mundo de la bici pues, en el caso de que te presten algo de atención, no entienden los motivos que nos mueven a hacer estas cosas.
Lo que sí fue el comentario general es que a la ruta no le sobraba ni una coma. Tal y como la hicimos era perfecta. A pesar de tener varios puntos conflictivos, éstos aportan un componente de aventura que la hacen distinta a otro tipo de marchas. A esto hay que añadir la soledad de las tierras por las que transcurre, cosa que llama poderosamente la atención pues el paisaje es inigualable. ¿Por qué a la gente le da por aborregarse en torno a las playas? Para nosotros, quizá lo mejor que siga siendo así.
Perdón por el tocho y un saludo.
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Felipe J. Gómez Martínez
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