Bicicleta de montaña en el Valle de Cofrentes

Bicicleta de montaña en el Valle de Cofrentes

23 noviembre 2006

El quebrantahuesos y el ciclista

INTRODUCCIÓN: Este texto, que podéis leer a continuación, sirvió como presentación del audiovisual, "Transpirenaica 2006", que tuvo lugar el pasado mes de agosto en el Auditorio de Ayora y en el que nuestro amigo Oscar Catalán daba cuenta de su peculiar aventura, en la que atravesó la Cordillera de los Pirineos en su bicicleta de montaña, en solitario y sin asistencias. Para aquellos que no pudísteis asistir a ese emocionante acto, podéis ahora haceros una pequeña idea.


Alberto in memoriam

Desearía dedicar esta presentación a mi amigo Alberto, el cual ya no está entre nosotros por culpa de un absurdo accidente de tráfico que sufrió las pasadas Navidades. Para tí, Alberto, allá donde estés, para recordar nuestras bajadas por la palas heladas del Pico Gallinero en la Ball de Benàs. Un abrazo a su familia Lupe, Chan y Chanito.

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La montaña ha constituido históricamente un reto para los hombres. El afán de superación, de progresión, de ascenso, ha movido a generaciones que han visto en la montaña un medio de realización personal. Ese aspecto, junto a la belleza de los paisajes y las sensaciones que se experimentan en la naturaleza de altura hacen de cualquier actividad deportiva en la montaña una experiencia emocionante y bella.
La Cordillera Pirenaica se extiende desde el Cantábrico hasta el Mediterráneo atravesando Navarra, Aragón y Catalunya. Espectaculares y sobrecogedores los paisajes pirenaicos, han constituido lugares míticos y misteriosos.
En esos parajes naturales y en sus diferentes valles se han conservado lo mejor de sus caracteres gracias al milenario aislamiento al que se han visto sometidos, al ser lugares donde la vida humana siempre ha sido muy difícil por su climatología y por su accidentada orografía. Este aislamiento ha facilitado la conservación de hasta seis lenguas vivas que se hablan en cada uno de los diferentes valles, catalán, aranés, patués, castellano, francés, euskera, etc. y un sin fin de arraigadas costumbres y tradiciones relacionadas con las actividades en la alta montaña.
Desde siempre Los Pirineos han suscitado curiosidad y admiración, siendo ya en el siglo XVIII cuando se iniciaron las primeras exploraciones por hombres como Ramond de Carbonneires, Casteret o Briet, iniciadores de lo que se ha venido a denominar Pirineismo.

El quebrantahuesos
Esta cordillera está configurada por más de doscientas cimas que superan los 3000 metros de altitud, los últimos glaciares ibéricos, como el del Aneto cuyas aguas fundidas, en parte se cuelan en el Forau de Aigualluts y desembocan, tras un singular periplo por cavidades y simas subterráneas, en el Cantábrico a través del río Garonna.
También esta cordillera está formada por multitud de espectaculares y abiertos valles glaciares, como el formado en Ordesa y algunos valles de tipo fluvial o cañones, profundos y oscuros, donde se llega a producir la inversión térmica dando lugar al nacimiento de especies vegetales en altitudes diferentes a las habituales, como es el caso del Cañón de Añisclo o enormes masas forestales como la Selva de Iratí en los valles de Navarra.
En todos esos diversos ecosistemas sobreviven todavía hoy algunos osos pardos, el mítico quebrantahuesos, la perdiz nival o el rebeco.
Uno de esos supervivientes, el quebrantahuesos, ave rapaz carroñera que habita en los recovecos más escondidos de las montañas pirenaicas ha acompañado a nuestro amigo y vecino Oscar en su singular aventura. Se han conocido en las alturas, se han mirado a los ojos y han sentido admiración el uno por el otro. Oscar ha podido ver en el quebrantahuesos la libertad, la belleza, el silencio del aire y el compañerismo, de aquellos que se acercan a la naturaleza con humildad y sabiduría.
Ese quebrantahuesos ha empujado a este aventurero ayorino a seguir adelante día a día en su difícil reto, por valles y cumbres, por ríos y bosques. Siempre juntos, sin verse, pero notando la presencia, el uno del otro....En los momentos de flaqueza, de desesperación por el dolor físico, se han buscado con la vista y el ave le ha dicho al ciclista sin hablar, hay que seguir...
En los momentos mágicos también estaba ahí, cuando nuestro amigo coronaba una cumbre, tras siete horas de intenso pedaleo, el quebrantahuesos mostraba extendidas a nuestro amigo sus enormes alas de más de tres metros, con sus tonos ocres y anaranjados le enseñaba los colores de la victoria como fuegos de artificio y le estaba diciendo sin hablar que el esfuerzo bien había valido la pena.

Ese quebrantahuesos ha sido faro y guía para nuestro amigo en esa travesía pirenaica en bicicleta de montaña, que le ha llevado a recorrer más de 1000 km. con 23.100 metros de desnivel acumulado, de mar a mar, desde el Mediterráneo hasta el Cantábrico. Uno de los retos más importantes que cualquier amante del deporte y la aventura sueñan alguna vez en su vida con llevar a cabo.


El ciclista


Como un soldado de fortuna, en solitario, con prácticamente lo puesto y sin asistencias, Oscar ha conseguido realizar esa travesía tras dieciséis etapas, en las que ha sufrido lo insufrible para poder alcanzar su objetivo.

Cuando finalmente el Cantábrico parecía que se dejaba abrazar, una intensa lluvia empapaba su cuerpo, el camino embarrado le agarraba con fuerza al suelo y el frío viento cortaba su rostro y le hacia acordarse de las experiencias vividas hasta ese momento, devolviéndole a la realidad y que lo que estaba a punto de conseguir, era su sueño, el dolor desapareció....

Nuestro aventurero se despidió de su compañero de viaje, deseándole que siguiera volando sin cesar sobre las altas cumbres pirenaicas, uno de sus habitats naturales y también uno de los lugares más bellos de nuestra Planeta y quien sabe, si quizá mañana volverá a ser faro de cualquier otro loco que se acerque a esas montañas.

Tu aventura amigo Oscar ya forma parte de la historia del Pirineismo, que como bien sabes se inició hacia el año 1781, cuando el alsaciano Ramond de Carbonneires subiera al Monte Perdido (Valle de Ordesa). Se dice que pudo ser uno de los propulsores de esta gran pasión que hace que todo aquel que visita alguno de sus valles o cumbres quede totalmente prendado ejerciendo un magnetismo especial difícil de explicar.

Desde suaves cumbres como la del Pico Ori en el Pirineo Navarro con poco más de 2000 mts. de altitud, pasando por el vertiginoso Aneto, con su peligroso paso de Mahoma justo antes de hacer su cumbre a 3404 mts. de altitud, pasando por la Pica d’Estats y el Puigmal, con altitudes cercanas a los 3000 mts. o pasando por el siempre mágico y embrujado Pedraforca, han ejercido siempre una atracción sobre los amantes de la montaña que llega a convertirse en casi adicción.

Sendas pirenaicas

Tú has pasado junto a todos esos gigantes con la humildad y el respeto debido. Esa humildad necesaria para acercarse a esa naturaleza desbordante y desconcertante a la vez , ese respeto que solo ponen de manifiesto aquellos que realmente la aman.

Así pues, podemos afirmar que nuestro amigo aventurero ha seguido las enseñanzas y sabios consejos de mi buen amigo José Manuel Almerich, el cual, un buen día tras coronar en bicicleta de montaña el Macizo del Caroche y observar la inmensidad de las montañas que se nos presentaban a nuestros pies me dijo: “Querido amigo, no olvides jamás que si no vivimos nuestros propios sueños, estaremos condenados irremediablemente a vivir la rutina de los demás....”


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